16 febrero 2023 | 10:05 am Por: Edwin Ramos | prensa@agraria.pe

Estimó Diego Rodríguez, CEO de R Green y fundador de R Coorp

En Olmos empieza a surgir la primera industria peruana del cannabis con una proyección de 500 hectáreas

En Olmos empieza a surgir la primera industria peruana del cannabis con una proyección de 500 hectáreas
R Coorp empezará sus trabajos ya a mediados de este año y estima iniciar su producción entre enero y febrero de 2024 con miras a posicionarse en el mercado medicinal y cosmético. Primera etapa del proyecto significará una inversión de US$ 25 millones.

(Agraria.pe) Con una demanda por encima de los 2.2 billones de dólares, los productos derivados del cannabis son cada vez más demandados en el mundo. Diego Rodríguez, CEO de R Green y fundador de R Coorp, señala esta cifra y apunta que el impacto a nivel poblacional apenas es de 7% aún, por lo que se trata de una industria casi virgen y con alta rentabilidad.

En busca de aprovechar ese mercado, R Coorp está desarrollando una iniciativa para explotar el cultivo de cannabis con el objetivo puesto en la industria medicinal y cosmética, una movida que considera de gran relevancia para el Perú, donde la demanda también está acumulada y la legislación poco a poco va acompañando el surgimiento de la industria.

Con una inversión inicial de US$ 25 millones, el cultivo se desarrollará en el kilómetro 883 de la Panamericana Norte, en Olmos, Lambayeque, junto a los fundos de Terra Business, que también pertenece al mismo grupo. La idea, dice Rodríguez, es iniciar el piloto con unas 10 a 15 hectáreas e ir avanzando progresivamente para, en un plazo aproximado de dos años y medio, alcanzar las 500 hectáreas con alta producción y densidad.

“Pensamos iniciar operaciones desde julio o agosto de este año, dando una primera producción en enero o febrero de 2024”, agrega el ejecutivo.

Además, señala que el marco legal permite la siembra ahora para uso medicinal, por lo que apunta al CBD, para procesar la planta y desarrollar productos a nivel nacional e internacional. También evalúan plantaciones para exportar materia prima, tanto a Estados Unidos como Colombia, donde la empresa tiene participación. “Eso está en evaluación, como el THC y el cáñamo, pero en la actualidad se puede decir que nos acomodamos al marco legal nacional y nos apalancamos para la producción del CBD”.

El vocero de R Coorp reconoce que en el continente hay centros de producción muy avanzados ya en este campo en Estados Unidos y Canadá, pero distingue que ahí el negocio está abocado al uso recreativo y la industria alimentaria, porque sus normas se lo permiten. En el caso de Perú, en cambio, se concentrarán en el medicinal (aceites, ungüentos y demás) como punto de entrada en el mercado local e irradiar a países cercanos. En esta estrategia los acompañan cuatro empresas, dos de Colombia, una de Estados Unidos y otra de Canadá, que están ayudando en la recopilación de información y el proceso de ‘benchmarking’.

Retorno de inversión y modelo
Sobre su proyección como volumen de negocio, Rodríguez señala que la investigación de mercado está en proceso y es un desafío ya que en el Perú no se ha promovido este sector y no hay empresas que vendan estos productos de forma masiva. Lo que está claro, dice, es que hay una concentración de demanda insatisfecha que permitirá recuperar la inversión de US$ 25 millones tan pronto como en los dos o tres primeros años de operación.

Al igual que en sus experiencias previas, como con el cultivo de pitahaya, R Coorp tiene un modelo de negocio para este proyecto en el que convoca a inversionistas. En este caso específico del cannabis, refiere que, apenas lanzado hace poco más de un mes, cuenta ya con más de 50 personas, y se espera unas 740 por cada etapa, en un total de siete etapas. El rango de entrada para participar empieza en los S/ 60.000 como ancla.

“Lo que nos gusta es que muchas de las personas motivadas a invertir en el proyecto son médicos, profesionales, muchos de la industria químico-farmacéutica. Los que invierten fuerte son socios que vienen de la industria de la medicina. Más que participación, nos piden trabajar con nosotros y hay mucho interés en la explotación del producto, eso nos entusiasma. Hemos encontrado y descubierto un mercado a nivel profesional alto, donde nos apoyan en la creación y promoción de este cultivo y este modelo de negocio”, concluye Diego Rodríguez.

 

 

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