Muchas veces el trabajo de la mujer en las cadenas productivas agrícolas es invisibilizado. Edita Herrera, past president de la Red Nacional de Promoción de la Mujer, resalta por ello la labor de las madres e hijas en un cultivo emergente como es el del cacao y el rol que debe cumplir como soporte el resto de la familia.
(Agraria.pe) Lo recuerda como una anécdota, pero sirve para mostrar un ángulo revelador de nuestra forma de pensar como sociedad. Meses atrás se hizo una competencia entre diversas fincas para definir cuál era la que mejor cacao producía. Llegaron los medios de comunicación y estos fueron, desde luego, a entrevistar directamente a los hombres, a quienes asumieron que eran los jefes de familia, para que explicaran cómo habían trabajado en los cultivos. Uno de ellos sin embargo atajó a los periodistas y mirando a su mujer dijo: “Julia, mejor ven y explícalo tú, porque tú lo has hecho”.
Edita Herrera, past president de la Red Nacional de Promoción de la Mujer lo cuenta y apunta que este es un patrón que nos indica de qué manera identificamos solo a los hombres como productores y no reconocemos que en cadenas como la del cacao hay una gran cantidad de mujeres involucradas, lo que es una manera de hacerlas invisibles por defecto cultural.
“Para mí el cultivo del cacao es un cultivo bastante femenino. Me acordaba del trabajo que hemos hecho con las mujeres de las zonas de San Martín, de Tocache, etc., y cómo las mujeres tienen habilidades para la injertación, la poda y demás. Vemos cómo desde jóvenes las mujeres se involucran en estos procesos y se debe ir más allá de lo que significa trabajar y visibilizar su labor. Debe haber una retribución económica por el trabajo que hacen dentro de las cadenas productivas”, pide.
Herrera explica que ese es uno de los objetivos que buscó desde el principio la Red Nacional de Productoras de Cacao hace ocho años, en alianza con la Asociación Peruana de Productores de Cacao –APPCACAO, y que sigue siendo una tarea en proceso, pues fortalecer la autoestima de las mujeres productoras es una tarea que requiere diversos puntos de apoyo. Uno de estos es la búsqueda de igualdad entre hombres y mujeres, ya que la participación de la mujer en actividades laborales remuneradas es positiva siempre que no signifique una recarga a lo serán luego sus tareas dentro del seno familiar. Esto es, que el hombre también cumpla un rol activo de apoyo en el hogar cuando la mujer tenga que cumplir sus jornadas de trabajo. Ese es el escenario ideal en que se puede hablar de equidad y mejora de la economía familiar.
“Las reflexiones van en ese sentido, que las mujeres trabajadoras contribuimos a mejorar la igualdad, y quienes participan en cadenas como las de producción de cultivos están en condiciones de ofrecer servicios remunerados…en esas horas de trabajo adicional debo tener el apoyo del resto de la familia para reemplazarme en esas tareas que nos asignan a las mujeres”, finaliza.