Por: Laureano del Castillo, director ejecutivo de CEPES
(Agraria.pe) Haciendo agua en el Día del Agua. El 22 de marzo de cada año se recuerda el Día Mundial del Agua. La celebración, instaurada en 1993 por la Organización de Naciones Unidas (ONU), busca crear conciencia e inspirar acciones para abordar la crisis mundial del agua y el saneamiento.
La ONU comparte algunas cifras: 1 de cada 4 personas (es decir 2.000 millones de personas de los 8.000 millones) en todo el mundo carecen de agua potable segura, mientras que cada año mueren 1.4 millones de personas y 74 millones verán acortada su vida a causa de enfermedades relacionadas con el agua, el saneamiento y una higiene deficientes (https://bit.ly/42jptJ9). Esa nota nos recuerda cuán lejos estamos de lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 (Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos) que el mundo se comprometió a lograr en 2030.
A pesar de las importantes inversiones realizadas durante los gobiernos anteriores, 3.5 millones de peruanos no tienen acceso a la red pública de agua, 1.87 millones de los cuales se ubican en el ámbito urbano. Así lo reconoció en una reciente exposición el presidente ejecutivo de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), Mauro Gutiérrez. En otro documento de Sunass, se señala que en 2021 la continuidad del servicio de agua potable en horas al día era de 18.6 horas, aunque en zonas de Lima es menor de 6 horas.
Las brechas entre las zonas urbanas y rurales fueron reconocidas en la misma exposición por Gutiérrez, cuando afirmó que 87% de la población rural recibe agua sin cloro, el 10% con cantidades de cloro inadecuadas y solo el 3% de ellas recibe agua adecuadamente clorada. En cuanto a alcantarillado, el Plan Nacional de Saneamiento 2022-2026 señala que un 49.4% de pobladores rurales defecan al aire libre.
Las graves inundaciones, deslizamientos y huaicos nos vienen golpeando con mucha fuerza este año y han causado la pérdida de vidas humanas. Junto a los severos daños a viviendas, infraestructura de transportes y tierras de cultivo, estos eventos agudizan los problemas de acceso al agua potable y saneamiento de la población, complicando aún más el cumplimiento del artículo 7-A de nuestra Constitución: “El Estado reconoce el derecho de toda persona a acceder de forma progresiva y universal al agua potable”.
La fecha también nos debe hacer reflexionar sobre la necesidad de asumir con seriedad la gestión de las cuencas, para evitar seguir repitiendo los lamentos por los “desastres naturales”, que no son sino desastres causados por nosotros mismos y la negligencia de nuestras autoridades. En la Ley de Recursos Hídricos y otros instrumentos, las autoridades afirman que impulsan la Gestión Integrada de Recursos Hídricos. Como en tantas otras cosas en el país, es momento de pasar de las declaraciones a los hechos.
