Según los especialistas, la entidad estatal debiera seguir el ejemplo de la banca privada, que suele reducir sus tasas y aumentar la línea de crédito si demuestran cumplimiento en los pagos, pero si no existe una vida asociativa real y una oportunidad de negocios rentable, la organización no sería sostenible, la prioridad tendría que ser fortalecer las organizaciones de base y según las oportunidades de negocio viabilizar los créditos
Por Raúl Yaipén Carranza
Lima, 09 Noviembre (Agraria.pe) Si bien es cierto que hace unas semanas el Ing. Miguel Caillaux, ministro de Agricultura, anunció que el gobierno fortalecerá Agrobanco con un aumento de S/. 100 millones en su capital, ese ya era un anuncio del gobierno pasado.
Sobre el tema, algunos especialistas destacan la necesidad de reforzar la capacidad de Agrobanco para que fomente créditos atractivos para los pequeños agricultores, otorgándole herramientas para que la institución del Estado pueda fomentar una mayor competencia al promover la reducción de las altas tasas de intereses que la banca privada otorga a los productores agrarios.
Según Javier Alvarado, especialista en fianzas rurales de CEPES (Centro Peruano de Estudios Sociales), en un informe de la revista Agraria, señaló que aunque la agricultura es considerada como una actividad de alto riesgo, lo que limita sus posibilidades de financiamiento por la banca privada, existen cooperativas de pequeños agricultores que obtienen financiamiento de grandes bancos locales en condiciones más ventajosas que las ofrecidas por Agrobanco.
Casos de éxito con la banca privada
En ese sentido, Sandro Aquino, gerente de la Cooperativa Oro Verde, explicó la ventaja de trabajar con el Banco Continental y recomendó que la entidad estatal debiera seguir el ejemplo de la banca privada, que suele reducir sus tasas y aumentar la línea de crédito si demuestran cumplimiento en los pagos.
Otra de las prácticas de la banca privada que destacó el ejecutivo fue la firma de convenios con las cajas rurales y cooperativas de ahorro y crédito, que en el caso de Oro verde, facilitaron el otorgamiento de créditos a los productores socios para cumplir con todas sus labores agronómicas (abonamiento, manejo postcosecha, entre otras actividades), con una tasa de interés de 2% mensual, menor a la que pagarían si solicitan un crédito individual.
“En esta modalidad, los productores asumen la responsabilidad de pagar directamente a las cajas rurales, que se encargan del cobro de la deuda, la cooperativa por su parte facilita a la entidad financiera el historial de los socios y brinda asistencia técnica a los productores”.
Por el contrario, cuando Oro Verde solicitó el mismo tipo de préstamo al Estado (refiriéndose al otorgamiento de capital a los productores socios), este indicó que la cooperativa tenía asumir el cobro, con la misma tasa de interés que la banca privada, las cuales contratan personal para que hagan el seguimiento del crédito, “por lo que estima que Agrobanco podría bajar más aún sus tasas, si quisiera”.
Asimismo, La Central Piurana de Cafetaleros (Cepicafe) es una de las asociaciones que ha logrado consolidarse y actualmente puede elegir entre varias fuentes de financiamiento entre nacionales y extranjeras. José Rojas, gerente general de la empresa cafetalera, explicó que las tasas de interés, en el ámbito local, fluctúan entre 7% y 12%, dependiendo del tipo de crédito y del banco.
Respecto de la iniciativa de la banca privada en el sector agrario, el ejecutivo destacó la buena relación que tiene con el Banco Continental, que ha otorgado créditos hasta por US$ 2 millones para capital de trabajo y adquisición de maquinaria, sin embargo señaló que “de no tener un mercado asegurado les sería difícil obtener este tipo de créditos.
Por ello, Rojas indicó que uno de los factores cruciales para el éxito de Cepicafe fue que el financiamiento estuvo asociado a la comercialización. “La asociación entrega otorga pequeños créditos a los agricultores, que se descuentan cuando estos entregan el producto para ser comercializado, de no haberse creado esta forma nuestra sociedad no hubiese tenido éxito, de otra forma los productores tendrían que haber vendido su producto por adelantado y al momento de la cosecha no hubiera sido de su propiedad”.
Conclusiones
A pesar de los casos de éxito, Javier Alvarado, de CEPES, advierte que aunque generalmente se piense que el crédito es un buen incentivo para que los agricultores se asocien, esto ha llevado a una larga cadena de fracasos, “si no existe una vida asociativa real y una oportunidad de negocios rentable, la organización no sería sostenible, la prioridad tendría que ser fortalecer las organizaciones de base y según las oportunidades de negocio viabilizar los créditos.
Cees van Rij, representante de Agriterra (organización holandesa de cooperación internacional, especializada en el fortalecimiento de asociaciones de agricultores), concuerda en que las cooperativas deben entender que lo primordial es que exista un mercado para su producto, sin descuidar el análisis de la demanda, la perspectiva de los consumidores y la identificación de oportunidades de negocio.
Finalmente, Alvarado precisó que las oportunidades para que los productores asociados puedan acceder a los créditos de la banca privada dependen en gran medida de que puedan ser capaces de asumir con responsabilidad sus compromisos financieros, pero –sobre todo- el fortalecer un modelo asociativo es cada vez más importante para la pequeña agricultura.