(Agraria.pe) La semana pasada empezó la campaña de cosecha de mango en Áncash, con la provincia de Casma como protagonista. Y para abril próximo recién empezará en el distrito de Moro y todo el Valle de Nepeña, donde hay un total de 1.000 hectáreas del fruto.
Para proteger este y otros cultivos de las plagas, especialmente de la mosca de la fruta, es vital el apoyo de las municipalidades y el trabajo constante de productores, señaló la directora ejecutiva del Sensa (Áncash) Nely Wilcas. La funcionaria explicó, que si bien su institución coordina con los comtés de sanidad agraria locales, las municipalidades distritales y provinciales podrían usar parte de sus presupuestos para financiar labores de erradicación de la mencionada plaga, mientras que los agricultores deberían poner mayor énfasis en el recojo y entierro de la fruta malograda.
El Servicio para el Desarrollo Integral Rural (Sedir), institución que brinda soporte técnico y capacitación a pequeños productores, ha recorrido varios campos de producción de mango para constatar el trabajo que desarrollan los agricultores. “La falta de agua (producto de la sequía) ha generado el aborto (caída) de bastante fruta de mango, pero lo estamos recogiendo y enterrando para controlar la mosca de la fruta. Además, he colocado varias trampas (envases de plástico con insumos que atraen al insecto y lo matan)”, señaló Santiago Rojo, productor del distrito de Moro, región Áncash.
Sedir incluso ha ayudado al Senasa con la contratación de personal para hacer los respectivos monitoreos de campo.
Plaga peligrosa
La mosca de la fruta (Ceratitis capitata) es una de las principales plagas que dañan la fruticultura y en especial al mango que se produce en Áncash. La mosca hembra puede dejar hasta 12 huevos debajo de la cáscara del fruto que, luego, se convertirán en larvas de forma alargada color blanco o blanco amarillento. Las larvas se alimentan de la fruta hasta podrirla y, después, se transforman en pupa en forma de cápsula cilíndrica para finalmente convertirse en mosca adulta que buscará agua y alimentos azucarados para vivir. Todo el ciclo biológico de la mosca de la fruta puede durar hasta 27 de días de acuerdo a las condiciones de temperaturas.
Por todo eso la importancia de que el productor realice labores culturales como el recojo y entierro de las frutas caídas para controlar una plaga que puede generar importantes daños económicos.
El Senasa coloca hasta 2 trampas oficiales por cada hectárea y en cada monitoreo, según la propia entidad, solo se deben encontrar 2 moscas de la fruta para que el productor logre la certificación de su campo. El agricultor también puede instalar trampas domésticas con insumos químicos o con preparados caseros de acuerdo a su economía o disponibilidad de materiales.