Se utilizaría el OVOP (metodología japonesa para el desarrollo rural) en las comunidades de Huancaya (Yauyos - Lima) y Marayhuaca (Incahuasi - Lambayeque), con el financiamiento de Onudi (La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial).
Por Raúl Yaipén Carranza
Lima, 09 Noviembre (Agraria.pe) Imitaremos al Japón. Agrorural, con el apoyo de Onudi (La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial), implementaría el OVOP- “Un pueblo un producto” (metodología japonesa para el desarrollo rural), con el objetivo de promover el incremento de los ingresos de los productores, así como contribuir a la disminución de la pobreza, revalorar las tradiciones locales y reducir la migración rural.
Esta metodología japonesa se utilizará como herramienta de desarrollo rural en las comunidades de Huancaya (Yauyos - Lima) y Marayhuaca (Incahuasi - Lambayeque) y promoverá los principios del movimiento OVOP para el desarrollo de las zonas rurales, tomando en cuenta las capacidades de cada pueblo y sus productos, destacando las hortalizas y hongos, respectivamente.
Para la Ing. Nelly Achachao, especialista de la Subdirección de Desarrollo de Mercados Rurales de Agrorural (a su retorno del Japón), “el OVOP no solo es un movimiento para el desarrollo de un producto, sino más bien es una metodología para el desarrollo rural”.
Asimismo, la especialista precisó que el proyecto se encuentra en la etapa de desarrollo y elección de comunidades y mayor financiamiento para que estos puedan lograr ser sostenibles en el tiempo, “estimo que cada proyecto debería quedarse unos tres años acompañando a los productores, ya que estos resultados serán vistos en el largo plazo”.
Antecedentes del OVP
Hace más de 50 años, las zonas rurales del Japón se encontraban en la situación que las zonas rurales del Perú, no se notaba avances significativos. Debido a que los gobernadores no preparaban buenas políticas para el desarrollo rural. Los productos de las zonas rurales competían en desventaja con productos procesados masivos en empresas grandes.
Para la especialista, otro de los factores fue el envejecimiento de la población, la migración de los jóvenes hacia las ciudades en busca de mejores oportunidades. “Fue entonces que para hacer frente a estos problemas se inició el movimiento OVOP, en la comunidad de Oyama (Japón), aplicando tres principios básicos: pensar globalmente, actuar localmente y utilizar la creatividad para la mejorar y desarrollar nuevos productos, fortaleciendo de los recursos humanos, ya que sin ellos no se podría obtener productos competitivos para el mercado”.
Producir para un nicho de mercado
La solución, en ese entonces –según Achachao- fue no vender como materia prima, sino procesar y vender en lo posible de manera directa a los consumidores enfocado a un nicho de mercado que valore el producto. Asimismo, fue necesario fortalecer las capacidades de los productores líderes y funcionarios de los gobiernos locales y haber recibido el apoyo con recursos económicos de los gobiernos nacionales, regionales, y empresas privadas.
La especialista de Agrorural informó que los agricultores de Oyama comprendieron que con el cultivo del arroz nunca saldrían de la pobreza. Entonces, decidieron cultivar ciruelas y castañas, impulsados por un sueño “produciendo ciruelos y castañas nos vamos a Hawai”. Y con el tiempo no solo conocieron Hawai, sino muchos países más, como Israel y Estados Unidos a donde fueron enviados los jóvenes para capacitarse y aplicar los conocimientos aprendidos que permitieron el progreso de su comunidad.
Basados en su filosofía “la persistencia es poderosa” se pusieron un techo muy alto: obtener como ingreso de un millón de yenes por cada familia, cuando su ingreso habitual era de 190,000 yenes. A pesar de que en un inicio incluso sufrieron recortes de subsidios de parte de su gobierno, ellos se aventuraron a cultivar y procesar nuevos productos, que les dieran mejores ingresos económicos.
Impulsar el valor agregado
“Generar valor agregado a sus productos fue el punto de quiebre para el pequeño productor japonés, convertir las ciruelas en licor artesanal y ahora tener su propia planta de procesamiento del néctar y deshidratado ha convertido a los productores en empresarios”, precisó Achachao.
El movimiento OVOP no solo les sirvió para incrementar sus ingresos, según indicó la especialista, también fue el impulso para mejorar el bienestar emocional y medio ambiental de su población. “Para ello emprendieron el turismo verde que consiste en recibir a turistas en sus viviendas, con un trato amable, lo cual lleva a incrementar sus ingresos.