Entidad promueve la inclusión y el acceso a financiamiento, vía créditos, a segmentos poblacionales no atendidos por el sistema financiero formal.
(Agraria.pe) El Banco Agropecuario (Agrobanco) es un banco de desarrollo, no un banco comercial, y está orientado al pequeño y mediano productor agrario. No busca generar utilidades como las entidades que integran el sistema financiero nacional. Desde su constitución, fue el principal instrumento de apoyo financiero del Estado para el desarrollo sostenido y permanente del sector.
En esencia, sin ser banca de fomento, es un banco de desarrollo que, igual que sus pares de otros países, promueve la inclusión y el acceso a financiamiento, vía créditos, a segmentos poblacionales no atendidos por el sistema financiero formal.
La banca comercial peruana no atiende este segmento, estimado en 700 mil pequeños y medianos productores articulados al mercado –según el último censo agropecuario– que no pueden desarrollar todas sus potencialidades por la carencia del crédito, debido a su ubicación dispersa, alejado de centros poblados, por los requerimientos de la banca que no se adecúan a su negocio agrario, y por tratarse de un sector de alto riesgo.
En este contexto, Agrobanco tiene recursos públicos como capital, y provenientes del fondeo de terceros, especialmente de la banca internacional, que por tratarse de líneas en moneda extranjera, deben monetizarse en soles, a través del BCR, para colocarse a productores que trabajan en moneda nacional, debiendo mantener fondos en moneda extranjera como garantía, sin que se trate de depósitos ‘ociosos’.
Agrobanco cumple un rol especializado en un sector que tiene necesidad no sólo del crédito, sino de asistencia técnica para alcanzar el desarrollo y conseguir productividad, que le permita su crecimiento y mejora económica. No compite por colocar un crédito. Su misión como banco de desarrollo: bancarizar productores excluidos y encaminarlos hacia la formalidad y, una vez incluidos, accedan al sistema financiero.
La implementación de esta misión, a base de la asociatividad, es costosa, lo que implica incurrir en gastos operativos superiores al sistema financiero.
Como no busca ser rentable pero sí sostenible. Ofrece una tasa de interés sustancialmente menor a las entidades microfinancieras que actúan en el sector, pero superior a la banca comercial, orientada a los grandes agroexportadores que implican un menor riesgo crediticio.
A pesar de su rol, no tiene privilegios ni ventajas. Como cualquier banco, está sujeto a las reglas de supervisión de los reguladores y normativos, como Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), y Contraloría General de la República; no obstante, se vio obligado a adquirir cartera del sistema financiero para liberarlo de la deuda de los productores de café afectados por la roya amarilla, perjudicando su propia calidad de cartera
La performance financiera y de cumplimiento de su rol promotor ha permitido que calificadoras internacionales (Standard & Poor’s, Fitch Ratings), le otorguen grado de inversión.
Considerar que el financiamiento a la pequeña y mediana producción agropecuaria es desperdiciar recursos, es una ofensa a la tercera parte de peruanos emprendedores dedicados al agro, quienes merecen una oportunidad por cuanto con su esfuerzo participan en el crecimiento económico del país, y constituyen su despensa alimentaria.
La nueva dirección del banco cree en su devenir y proyección, ratifica y ha retomado la orientación de su accionar hacia el pequeño y mediano productor agropecuario. Nada más claro.