(Agraria.pe) El sector agrícola desempeña un papel fundamental como fuerza impulsora clave en la economía peruana, generando empleo a más de 4.7 millones de personas, lo que representa el 27.5% de la Población Económicamente Activa (PEA), según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Esta información resalta el impacto significativo que tiene esa actividad económica. Sin embargo, el manejo inadecuado de los recursos existentes puede ocasionar el deterioro de ciertas zonas agrícolas del país, ocasionando problemas, como la degradación de los ecosistemas e incluso la pérdida de tierras cultivables.
Para Luis Quirós Rossi, decano de la carrera de Ingeniería Agroforestal de la Universidad Científica del Sur, la agricultura aún es percibida como una actividad relacionada al ámbito rural. “Esta percepción y el limitado acceso a nuevas herramientas tecnológicas, obstaculiza el crecimiento de los agricultores y genera un impacto negativo en la productividad y sostenibilidad de su labor. En consecuencia, pueden surgir problemas de disminución en el rendimiento de cultivos y el deterioro ambiental”.
En esa línea, el decano enfatiza que la adopción de la tecnología es crucial para impulsar la industria. “La implementación de herramientas agrotecnológicas en el sector podría mejorar el rendimiento de los cultivos al permitir una planificación más precisa y una gestión eficiente de los recursos disponibles. La integración de estas tecnologías facilita la toma de decisiones basadas en datos y la capacidad de anticiparse a posibles problemas, lo que conduce a una agricultura rentable y productiva”.
En ese contexto, el experto de la universidad destaca las novedades tecnológicas accesibles que tienen el potencial de transformar la forma en que los agricultores trabajan y cultivan la tierra en nuestro país:
Por otro lado, Luis Quirós Rossi resalta la importancia de que todas las personas involucradas en el sector, sobre todo, los especialistas en agricultura, tengan acceso a una actualización continua. De lo contrario, no se aprovechará eficientemente los recursos, lo cual es crucial para reducir costos de producción.
“No basta utilizar la tecnología porque está disponible. Su implementación debe alinearse con los objetivos del negocio y con las necesidades específicas del agricultor. Un proyecto bien gestionado puede generar ingresos significativos y contribuir a la reducción de costos de producción y de personal. Además, el acceso a la educación ayudará a comprender los mercados y enfocarse en satisfacer demandas existentes. Esto no implica abandonar las prácticas tradicionales, sino adoptar enfoques más modernos y tecnológicos en la agricultura”, finaliza el vocero.