La Libertad es una de las principales regiones agroexportadoras del país. El 2018 fue un año exitoso para el sector donde se registró records históricos, destacando cultivos como arándanos, paltas, espárragos, uvas, entre otros.
Sin duda la estrella de la región es el arándano -instalado principalmente en el ámbito de Chavimochic-; es increíble lo que está sucediendo con este nuevo cultivo que genera los mayores retornos de valor por hectárea en la agricultura exportadora del Perú, además de ser el que más requerimiento de mano de obra exige y cuyos despachos superan los US$ 500 millones valor FOB.
Las cifras son más sorprendentes de lo que pasó en su momento con la palta y la uva de mesa. Mis felicitaciones a los peruanos que han logrado este asombroso éxito el cual recién empieza y seguirá creciendo y se expandirá a otras regiones de la costa peruana. No tengo dudas que muy pronto Perú será el principal país exportador de arándanos en el mundo.
Sin embargo, este panorama que presentan los cultivos hortofrutícolas de exportación es diferente a lo que viven los cultivos industriales como caña de azúcar, algodón, maíz amarillo, café, leche. Me preocupa la situación de la agricultura industrial extensiva, por eso es muy importante apoyarla ya que es absurdo e inviable pretender que todo el área de agricultura industrial –que es mayoritaria en el país- se convierta de la noche a la mañana en agricultura intensiva de frutas y hortalizas.
Así como apoyo el libre comercio, levanto la voz cuando veo que el sector –en este caso la agricultura industrial nacional- enfrenta una competencia desleal. Es sabido por todos que países como Estados Unidos, Europa y otros, subsidian (protegen) la producción de su agricultura industrial.
En estos días existe la posibilidad que se abra el mercado doméstico del azúcar para exportadores centroamericanos o colombianos. Estoy a favor del libre comercio pero no del comercio desigual donde uno protege su mercado y exporta a precios por debajo de los precios locales, eso es injusto y peligroso.
Estoy a favor del libre comercio y cuando no exista eso y sí existan subsidios nosotros debemos aplicar una ley de reciprocidad. Si alguien subsidia, que se quede en su mercado para que no nos trasladen a nosotros esa distorsión, y si eso sucede el Perú soberanamente debe responder con un arancel compensatorio que iguale la cancha. Veo con mucho agrado que el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) comparte esta preocupación y esté actuando al respecto.