Ciertamente, nadie la eligió y, por ello, no tiene ningún poder ni responsabilidad. En ese sentido, el que debe mandar es él, no ella.
El problema es que él – por lo que dijo en la campaña electoral– es retrógrado y malhecho. Él dijo que había que revisar los tratados de libre comercio “porque eran lesivos para el país”. Él dijo “agua sí, oro no”. Él ofreció el gas a S/.12 por balón. Y así por el estilo. En cambio, ella paró en seco la pretensión del Estado de comprar La Pampilla y, recientemente, también paró la absurda discusión de elevar el salario mínimo legal, que hubiera perjudicado a miles de pequeños empresarios. Además, ella puso la quinua en el alto sitial que ostenta actualmente, beneficiando a miles de pequeños productores de la sierra. Ella es la acertada, no él. Entonces, dadas las circunstancias… que Nadine siga mandando.
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