La diversificación siempre es un buen concepto y una buena estrategia, pero en el sector agrario, desde el punto de vista comercial, son pocas las frutas y hortalizas que tienen un gran mercado y son precisamente por las que ha apostado nuestro país como las uvas, paltas, cítricos, mango, banano y espárragos.

Si tomamos como ejemplo el arándano y la granada -los dos últimos productos de agroexportación de Perú- la superficie cultivable de ambos productos en el mundo es minúscula si se compara con la superficie de uvas, paltas o cítricos y nunca podrán igualarla. Es verdad que debemos apostar por un poco de arándanos y granadas, pero si se nos va la mano nos perjudicamos muy rápido porque los mercados se saturan con poca producción y los precios colapsan.

Lo que el Perú tiene que hacer  es seguir creciendo en los cultivos que ya ha consolidado, pero debe diversificar sus variedades como en el caso de las uvas y los cítricos, aunque tampoco hay mucho espacio para tanta diversificación.

A razón de esto, creo yo que diversificar en el tema de variedades es más efectivo en el agro en lo que  se refiere a diversificación productiva. Se debe apostar por variedades patentadas  o “clubes” como las llaman, o variedades  que son irradiadas, que son las que solicita el mercado mundial actualmente.

Escucho decir también que hay que diversificar mercados, pero al igual que en el caso de  los productos hortofrutícolas, los principales mercados ya están atendidos por Perú y quedan pocos destinos desatendidos los cuáles son pequeños. Ya quisiéramos que existan más mercados de la talla de Estados Unidos o China.

Sin embargo, lo que sí es necesario impulsar es una reconversión de productos y esta se debe dar por parte de los pequeños productores que siembran algodón, maíz, arroz, entre otros productos, quienes deben migrar hacia cultivos de alto valor como la uva, palta, cítricos  los cuáles nos han dado resultados muy positivos y con los cuales debemos continuar.