COLUMNA DE:
Carlos Alberto Ginocchio

Carlos Alberto Ginocchio

27 marzo 2015 | 04:56 pm Por: Carlos Alberto Ginocchio

EL AGRO Y LOS HÉROES

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El hombre llega al Perú durante el Pleistoceno final, período en el cual el planeta se encontraba en su última glaciación, encontrando un clima frío (Glaciación Vilcanota), donde la costa tenía una fauna de grandes dimensiones y abundante vegetación, y la sierra, nevados que se extendían hasta las laderas y cercanos a los ríos, con vientos huracanados, pastos pobres, y valles  estrechos; es decir, un medio inhóspito y hostil. El primer humano del cual se tiene noticia es el ‘Hombre de Paccaicasa”, en Ayacucho, con una antigüedad de 18,000 AC. Las primeras señales de humanidad en el Perú, se encuentran en los humanos de Ayacucho, Huanta y Puente, previos al de Lauricocha, en Huánuco, alrededor de 7,500 AC. En la costa, a partir del año 10,000 AC, encontramos vestigios en Chivateros (Lima), Toquepala (Moquegua), y Paiján (La Libertad). 

Nuestros primeros pobladores eran cazadores de mastodontes y tigres prehistóricos,  para luego incluir camélidos, cérvidos y vizcachas, además de ser recolectores de raíces e insectos. En el Período Arcaico, entre el 7,500 AC y 4,500 AC,  desaparecen los animales gigantes y surgen los huanacos y las vicuñas. Son los inicios de la agricultura, consiguiendo que plantas brotaran alrededor de los ríos, y cosechando algunos frutos maduros, además de la calabaza, el zapallo, el ají, el pallar y el frijol. También se inicia la ganadería de auquénidos, criados en corrales rudimentarios.

En el 4,500 AC, conocido como Período Arcaico Superior, que duró hasta el 1,500 AC, se desarrolla la Agricultura con nuevas alternativas como el algodón (2,500 AC) y el maíz. Esta es la primera gran revolución  en nuestro continente, pues con ella el Hombre se convierte en sedentario, forma comunidades para su convivencia, desarrolla una industria textil, aparece la arquitectura, consecuencia de establecerse en un solo lugar,  la noción de propiedad para proteger su obra, y con esta, el comercio; es decir, la Agricultura propició las primeras grandes innovaciones y transformaciones en el Perú.

Con el devenir de los años, la sociedad, los convencionalismos y esquematizaciones de la sociedad peruana, promovieron la imagen del hombre de campo como dócil y hasta  sumiso, confundiendo su actitud sosegada, e ignorando que muchos de quienes consideramos como pro hombres, héroes o rebeldes, en nuestra historia, fueron gente proveniente del Agro.

José Faustino Sánchez Carrión, ‘El Solitario de Sayán’, exiliado de Lima por el virrey Pezuela, se refugió en esa localidad, desde donde escribió sus ‘Cartas’ con dicho seudónimo. Nació en Huamachuco (1787),  fue miembro del Congreso Constituyente de 1822, ministro de Gobierno y luego de Relaciones Exteriores. Fundó el periódico ‘La abeja republicana’ (1822-1832), rechazando la monarquía y defendiendo el gobierno republicano. Miembro de la comisión encargada de redactar la Constitución, que fue promulgada en 1823 y que tuvo marcada inspiración liberal. En 1824, recibió de Bolívar la investidura de Secretario General de los Negocios de la República Peruana, y acompañó al Libertador durante su campaña en suelo peruano.

En una carta a Francisco de Paula Santander, Bolívar escribió lo siguiente sobre el tribuno peruano: “El señor Carrión tiene talento, probidad y un patriotismo sin límites”.  Se retiró de la vida política para dedicarse a la agricultura en  la hacienda “Grande” de Lurín, de propiedad de la congregación del oratorio de San Felipe Neri, donde falleció en 1825.

Bernardo O’Higgins Riquelme, nació en Chillán (Chile) en 1778, fue uno de los Libertadores de América, capitán general del Ejército de Chile, brigadier de las Provincias Unidas del Río de la Plata, general de la Gran Colombia y de los principales organizadores de la Expedición Libertadora del Perú. Ganadero, en Chile, fue propietario de  la hacienda Las Canteras con 16,689 cuadras de tierra,  4300 vacunos y 540 caballares contados luego de un rodeo que duró 22 días. 

En Lima, obtenía sus ingresos de la plantación de caña de azúcar de Montalván y la venta en el mercado de la ciudad de los productos de la hacienda. Tenía un almacén junto a su casa y  atendía un negocio de confites cerca a ella.  En mayo de 1838,  mecanizó el trabajo de la caña,  instalando una maquinaria que causó expectación entre los agricultores.

José Andrés Rázuri Esteves, nació en San Pedro de Lloc, en 1791, fue un militar y agricultor peruano. Oficial del Ejército Libertador, tuvo un importante papel durante el desarrollo de la Batalla de Junín, al variar una orden de retirada de un escuadrón de los Húsares del Perú por el de ataque, lo que decidió el triunfo patriota.

Estudió en el Seminario de San Carlos y San Marcelo de Trujillo, a instancias de sus padres para que siguiera la carrera religiosa, pero prefirió dedicarse a la agricultura. Tras el derrocamiento del presidente José de La Mar, se retiró del ejército y se dedicó a la agricultura, hasta su muerte en 1883.

Merece  relatarse el heroico episodio en que participó en Junín: la batalla duró una hora; fue un combate cuerpo a cuerpo, con lanzas y sables, sin que se utilizaran armas de fuego. Murieron unos 250 realistas y 150 independentistas, cuya victoria se  atribuye a la intervención de un escuadrón de los Húsares del Perú, al mando del coronel argentino Isidoro Suárez, quien pidió órdenes a su superior, el general peruano José de la Mar, pues su escuadrón permanecía intacto.  Rázuri fue el encargado de llevar el mensaje de La Mar, quien le ordenó: “Diga Ud. al Comandante Suárez que salve ese escuadrón como pueda”, pero Rázuri modificó la orden y dijo: “Mi Coronel, el general La Mar ordena que cargue usted de todos modos”. Suárez ordenó entonces la carga contra la retaguardia realista, lo que desordenó a esta y permitió el éxito patriota.

Terminada la batalla de Junín, el general La Mar llamó a Rázuri y le dijo: “Debería usted ser fusilado; pero a usted se le debe la victoria de hoy día”. Bolívar, al enterarse de la victoria, cambió el nombre de los Húsares del Perú por el de Húsares de Junín, como se les conoce hoy. Y, Rázuri, era agricultor.

Alfonso Ugarte y Vernal, nació en Iquique en 1847, fue agricultor, comerciante, empresario y militar, jefe de la Octava División en la defensa de Arica, donde murió heroicamente, pero su mayor heroísmo –escasamente reconocido hasta la fecha - fue que pese a haber sido contador,  alcalde de Iquique, administrador de sus haciendas y negocios salitreros, cuando se encontraba próximo a viajar a Europa por asuntos de negocios (‘Ugarte, Zeballos y Compañía’), al declararse la Guerra del Pacífico, decidió quedarse en su ciudad natal para contribuir personalmente a su defensa. Organizó un batallón con su propio dinero,  integrado por obreros y artesanos, denominado Batallón "Iquique N° 1", conformado por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo mando asumió.

Toribio de Luzuriaga y Mejía, nacido en Huaraz en 1782,  fue un militar peruano-argentino, que participó en la guerra de Independencia de la Argentina y del Perú. Fue  presidente de Huaylas, uno de los cuatro departamentos peruanos (junto con los de Trujillo, Tarma y de La Costa), efectivamente independientes, y el primer peruano que alcanzó el grado de Gran Mariscal, además de ser incluido en la Orden del Sol. Al asumir Simón Bolívar el poder en el Perú, Luzuriaga intentó reintegrarse al ejército peruano, pero el Libertador no aceptó su petición, dedicándose a la ganadería  en Pergamino, en el norte de la Provincia de Buenos Aires. Con su salud quebrantada, el 1 de mayo de 1842 se vistió con su uniforme de Gran Mariscal del Perú y se suicidó con un tiro de pistola.

Pedro Pablo Atusparia Ángeles, agricultor y campesino indigenista peruano, líder de la revuelta de los indios de Huaraz de 1885. La leyenda afirma que murió  envenado el 25 de agosto de 1887, aunque historiadores serios afirman que la causa fue el tifus.  Fue alcalde del Caserío de Marian, al este de Huaraz. Encabezó la Rebelión Campesina de 1885, contra el abuso de los gobernantes de turno, quienes para salir de la crisis económica, luego de la Guerra del Pacífico, obligaron a los campesinos pagar un tributo excesivo. El historiador Augusto Alba Herrera señala que su infancia y juventud la pasó entre los campos de Marián y Huaraz. 

José Gabriel Condorcanqui Noguera, Marqués de Oropesa, conocido como José Gabriel Túpac Amaru, fue un caudillo indígena líder de la mayor rebelión anticolonial que se dio en América durante el siglo XVIII. Descendía de Túpac Amaru I (último Sapa Inca, ejecutado por los españoles en el siglo XVI). Dominaba el quechua, castellano y latín, destacando entre sus lecturas los “Comentarios Reales” del Inca Garcilaso de la Vega, las “Siete Partidas” de Alfonso el Sabio, las Sagradas Escrituras, el drama quechua Apu Ollantay, así como posterior y clandestinamente textos de Voltaire y Rousseau, en aquella época censurados. En Cusco tuvo varias propiedades y actividades económicas, entre ellas de índole agropecuaria,  que le valieron a él y su familia, una buena posición social.

Luis Pardo, nació en Chiquián, Ancash, en 1874, fue un hacendado ancashino, perseguido de la ley al tomar justicia por su propia mano y posteriormente convertido en figura romántica. Conocido en la historia como Luis Pardo, el bandolero. Falleció en 1909.

Andrés Avelino Cáceres Dorregaray, el héroe de La  Breña, nació en Ayacucho en 1833,  luchó en la Guerra del Pacífico y fue Presidente Constitucional del Perú en dos ocasiones: de 1886 a 1890 y de 1894 a 1895. Hablaba español y quechua, por lo que tuvo gran influjo sobre la población indígena, lideró la  resistencia en la sierra central contra la ocupación de Chile durante la guerra del Pacífico (1879-1883).  Es el patrono del Arma de Infantería del Ejército Peruano. Fue conocido por sus soldados como ‘Taita Cáceres’, mientras que los chilenos le apodaron ‘El Brujo de los Andes’. En 1868, decidió abandonar la carrera militar y regresar a Ayacucho para dedicarse a la agricultura. Pero en 1872 retornó al servicio, oponiéndose al golpe de estado del coronel Tomás Gutiérrez contra el presidente José Balta. Durante su gobierno, se hicieron obras de irrigación en el norte y centro del país.

Alipio Ponce Vásquez, nació en apata, Jauja, Junín en 1906. Sus padres fueron Emilio Ponce y Tomasa Vásquez, una pareja de agricultores del valle del Mantaro,a  los cuales apoyaba en sus faenas agrarias. Capitán de la Guardia Civil del Perú, murió heroicamente en el Conflicto con el Ecuador, en  1941.

Luis G. Albretch, el propulsor de la agricultura científica en el valle de Chicama, y poseedor de una apreciable fortuna, generada por sus actividades agropecuarias. Estaba enfermo, en cama, cuando en los días de la ocupación chilena de Trujillo (1,882), Patricio Lynch impuso un fuerte cupo de guerra a los agricultores de Chicama, amenazando con el saqueo de sus casas e incendio de cañaverales si no lo cumplían. Albretch se levantó y se entrevistó con Lynch para reducir el pago, a lo que el chileno le aceptó si el pago era inmediato. El trujillano canceló lo solicitado con su propio peculio, dirigiéndose al invasor con las siguientes palabras: “Los bienes, señor, se han hecho para remediar los males”. 

Algo similar se produjo en Trujillo, cuando su alcalde, Cecilio Cox Doray, ante similar exigencia de 75,000 pesos para no incendiar la ciudad y la destrucción del puente sobre el río Chicama, y por la dificultad para reunir ese monto en el plazo concedido, lo pagó con su dinero, quedándose en la miseria. El coronel chileno Martínez, por  ese gesto, le propuso ayudarlo a recuperar parte de su aporte, reuniendo a los restantes hacendados, a lo cual Cox, respondió: “Nadie me debe nada”. El chileno, entonces, se cuadró militarmente ante el alcalde, le saludó con su espada y ordenó que sus tropas le presenten armas.

Son numerosos los ejemplos de coraje de personalidades relacionadas con el sector agropecuario, y no solo en el Perú, sino en el extranjero. George Washington y Emilio Cavour, los propulsores de la independencia de los EEUU, y la unificación de Italia, respectivamente, también fueron agricultores, pero esa ya es otra historia.