04 junio 2018 | 10:02 am Por: Edwin Ramos | prensa@agraria.pe

Observó el economista Hans Rothgiesser

“La reforma agraria destruyó la lógica de las cooperativas”

“La reforma agraria destruyó la lógica de las cooperativas”

Especialista sostuvo que el auge agroexportador peruano ha sido posible a raíz de la liberalización de las fronteras y la inserción de la economía peruana en el mercado internacional con instrumentos clave como los TLC.

(Agraria.pe) La reforma agraria en el Perú es un tema de debate sin fin, pues cada tanto se aportan nuevas lecturas sobre su significado e impacto tanto social como económico. Si bien un sociólogo puede tener interpretaciones con diversos matices, cuando consultamos un especialista en economía el discurso es más plano: fue muy negativa.

Así lo entiende el economista Hans Rothgiesser quien apunta que el fenómeno de la reforma emprendida por el expresidente Juan Velasco Alvarado debe ser entendido en un contexto político y social, desde donde se puede discutir si era un proceso válido o no, pero más allá de eso los datos son claros.

“Económicamente fue destructiva, arrasó con el sector (agrario); nos demoramos 20 años o más en recuperarnos y alteró toda la estructura de la economía nacional para mal. Destruyó además toda la lógica de las cooperativas. La idea no era entregar el activo (tierras) a los agricultores y dejarlos a su suerte, sino que los acompañes en procesos de tecnificación, que debía invertir en parte de sus utilidades, una serie de criterios que no se respetaron. El resultado fue destructivo, es muy infantil hoy discutir si la reforma agraria nos convino o no, las cifras hablan por sí mismas”, sostiene.

Agrega que el punto de inflexión que permitió al Perú cambiar su suerte en este ámbito se dio a partir de la liberalización de las fronteras, lo que permitió importar tecnología nueva, algo que antes era imposible pues se aplicaban aranceles muy altos. “No podías traer tecnología de punta para la agricultura. He visto tractores rusos que son prácticamente tanques en Quillabamba, donde no se necesitan máquinas tan grandes, sino más versátiles… en la medida que nos hemos liberalizado hemos accedido a estos mercados para acceder a estos productos y traer mejores insumos, semillas mejoradas, etc.”.

Este proceso, refiere, se complementó luego con la importante decisión del país de insertarse en el mercado internacional pues hoy, tal como refrendan los datos de exportación, los principales países destino de nuestro productos agroalimentarios son aquellos con los que existen acuerdos de libre comercio como Estados Unidos, Europa y China. En ese sentido, Rothgiesser dice que es totalmente entendible que un gran volumen de los productos que surgen de Perú se destinen a esos puntos ya que en ellos se paga muchísimo más que en el mercado interno, lo que genera mayores márgenes y se beneficia a más gente.

Asimismo, consideró que la política agraria en Perú debe atender a las particularidades de nuestra realidad, pues esta no es necesariamente comparable a otros modelos que se quiere plantear como ideales. Uno de ellos es el caso de Estados Unidos, que, explicó, es muy distinto al nuestro ya que se trata de un país donde los productores tienen una economía interna muy grande y atractiva.

“Si ves la estructura de las importaciones y exportaciones americanas vas a ver que si bien exportan un montón, mucho de lo que exportan se sostiene en importaciones de otras cosas como insumos, equipos, de todo. Los campesinos de EE.UU. mantienen operaciones grandes, con márgenes que en Perú no se pueden hacer porque no tenemos esas rentas. Un solo campesino puede ser sujeto de crédito de alguna u otra manera, entrar al sistema y ser apto para todo tipo de subsidios del Estado, algo que en Perú sería difícilmente replicable”, explica.

Finalmente, sobre la difícil coyuntura que enfrentó la gestión pasada del Ministerio de Agricultura y Riego con el desplome de los precios de la papa, y sobre su decisión de comprar los excedentes del producto para aplacar las protestas, el economista consideró que se trató de un ejemplo de violación a la ley de la oferta y la demanda.

“La gente siempre va a querer comprar a menor precio, es una lógica natural, no es noticia, no es porque somos peruanos, es el ser humano. Y el productor siempre va a querer precios mayores. En la medida que ambos interactúan en el mercado llegan a un precio razonable para ambos, es el precio del mercado. Cuando uno de los dos grupos tiene poder de negociación política, impone un precio a los demás y saca beneficio monetario momentáneo que perjudica a toda la economía. Si no me gusta el precio del pollo, ‘piteo’ e impongo un precio límite al pollo y genero mercado negro, porque a un precio menor los vendedores van a dedicarse a otros productos. Quieres comprar un montón pero no hay en el mercado y la escasez se cubre con mercado negro y corrupción como en los ochenta, ya lo vimos. Y los venezolanos lo saben también, por eso no tienen nada en los supermercados, no producen porque pierden”.