Ante la sequía, algunos agricultores estarían sustrayendo ilegalmente agua del cauce de ríos y napas subterráneas.
(Agraria.pe) Según cifras internacionales, para producir una sola palta se necesitan 150 litros de agua, pero en zonas mediterráneas, como en Chile central, el número se dispara a 320 litros. Todo lo anterior sin contar la cantidad de agua que usa el árbol para crecer.
The Guardian publicó días atrás un artículo titulado “Pobladores denuncian que el apetito británico por las paltas está secando su región”, donde cuentan cómo la comuna chilena de Petorca sufre por la sequía. Denuncian además que grandes agricultores derechamente roban agua del cauce de ríos y napas subterráneas.
Pablo García, docente de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, explica que este fenómeno se provocó porque hace diez años, antes de que comenzaran a expandirse las plantaciones de paltos, no hubo una buena planificación territorial.
“El problema es que nadie se preguntó si había suficiente agua para poner paltos porque somos un país acostumbrado a tener mucha agua. En el caso de Petorca, se trata de un acuífero muy pequeño, es un valle muy angosto y el daño ya está hecho. Ahora la solución no está en cortar los paltos porque somos una potencia agrícola y tenemos que crecer. La solución en sectores como Petorca, Aculeo y Cabildo sería importar agua de otros lados. En esa línea lo más viable, desde el punto de vista técnico y económico, sería la desalación, pero el problema es cómo recargar las napas y para eso hay que hacer investigaciones”, dice García.
¿Podría ocurrir lo mismo en otras localidades de la zona central?
Cuando escasea el agua empiezan los conflictos y se culpan unos a otros. Hay veces que en lugares simplemente hay menos precipitaciones, hay muchos árboles frutales o son las empresas del sector. Todas las cuencas son distintas y deben ser estudiadas. Por eso se necesitan estudios para ver quiénes son los responsables. También es importante educar a la gente sobre el uso de agua porque es un problema cultural y político que necesita de soluciones estructurales.
