COLUMNA DE:
Sandro Barreto

Sandro Barreto

29 junio 2015 | 09:18 am Por: Sandro Barreto

Toma de decisiones: ¿Quién le pone el cascabel al gato?

Toma de decisiones: ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Una antigua fábula  en “El libro de los gatos”, escrito por el inglés Odo de Sherington, en el siglo XIII, cuenta como un grupo de ratones intentan buscar una solución ante el elevado número de muertes producidas por el ataque de un enorme gato gris. Los ratones llegan a la conclusión de que la mejor forma de acabar con esta tragedia sería ponerle un cascabel al gato, de manera que cuando el gato se mueva puedan sentirlo acercarse para que ya no les pueda atacar por sorpresa. Todos los ratones se pusieron de acuerdo en que esta sería la mejor solución para el tremendo problema, pero cuando llegó el momento de elegir al ratón que lo lleve a cabo, cada ratón comenzó a poner diferentes excusas para evitar realizar una acción tan peligrosa, emergiendo de esta historia la famosa frase “¿Quién le pone el cascabel al gato?”. Esta frase continúa estando vigente, toda vez que el ser humano debe tener el valor de enfrentarse a situaciones de la vida en diferentes contextos (laboral, sentimental, familiar, social, político u organizacional) y tomar decisiones eligiendo una entre las opciones disponibles que ha sido capaz de visualizar. De esta manera podrá resolver un problema o aprovechar una oportunidad actual o potencial  (aun cuando no se evidencie un conflicto u oportunidad latente).

En la toma de decisiones importa la elección de un camino a seguir, por lo que deben evaluarse alternativas de acción. Si no hay alternativas (mejor dicho si no se visualizan) no existirá decisión; lo cual, aunque parezca contradictorio, es una decisión per se ya que siempre existe la alternativa de consultar para recabar opiniones de personas criteriosas y con experiencia. Para tomar una decisión, cualquiera que sea su naturaleza, es necesario conocer, comprender y analizar una situación, para así poder solucionarla. En algunos casos, por tratarse de situaciones tan simples y cotidianas, este proceso se realiza de forma implícita y se soluciona muy rápidamente, pero existen otros casos en los cuales las consecuencias de una mala o buena elección puede tener impacto en el éxito o fracaso de la persona o de la organización; por ello, sin que esto sea una limitante para la velocidad de respuesta, es necesario realizar un proceso más estructurado que puede dar más seguridad e información para resolver la situación.

Por otro lado  la indecisión, según el diccionario,  es la falta de determinación ante una cuestión dudosa o la falta de valor o firmeza en el carácter y en la manera de actuar. La indecisión puede ser un trastorno que corroe la seguridad y que se vuelve un problema a la hora de decidir; es la incapacidad de elegir una alternativa o puede ser la falta de recursos o capacidades. En ambos casos se generan bloqueos emocionales y/o conflictos para toma de decisiones, siendo los miedos los desencadenantes de esos bloqueos. Según el doctor Norberto Levy, psicoterapeuta argentino de renombre mundial, las personas consideramos el miedo como una emoción indigna, negativa por nuestro alto grado de ignorancia emocional. (Sobre los miedos trataremos en otro artículo). Algunas de las causas de la indecisión pueden haberse generado en el hogar si este fue autoritario o sobreprotector (variable a tener en cuenta en la selección de personal), haciendo que los hijos no tengan un desarrollo personal óptimo y llegando a la adultez sin saber tomar decisiones.

En las organizaciones en general suele existir una jerarquía que determina el tipo de acciones que se realizan dentro de ella y, en consecuencia, el tipo de decisiones que se deben tomar. La ciencia administrativa divide a la empresa en 3 niveles jerárquicos:
1.Nivel estratégico.- Alta dirección; planificación global de toda la empresa.
2.Nivel táctico.- Planificación de los subsistemas.
3.Nivel operativo.- Desarrollo de operaciones rutinarias.

Mientras más alta la jerarquía  la responsabilidad para tomar decisiones no programadas o no estructuradas es más relevante, ya que son este tipo de decisiones las que competen a esos niveles; por esta razón, en las organizaciones que “crían” a sus futuros directivos, la mayor parte de los programas para el desarrollo de gerentes pretenden mejorar las competencias para tomar decisiones no programadas, enseñándoles a analizar los problemas en forma sistemática y a tomar decisiones lógicas, lo cual empieza por comprender el problema o tarea (los elementos que contribuyen a ello son la inteligencia emocional y el pensamiento crítico). Queda claro que para “empoderar hay que preparar” y no repetir como veleta “empoderemos”, sin considerar lo segundo. Esta actitud, además de perjudicar a la organización y a la persona que se empodera, es puro “jarabe de lengua” o retórica que denota limitaciones para comprender la dinámica.

Conforme baja la jerarquía, las tareas que se desempeñan son cada vez más rutinarias, por lo que las decisiones en estos niveles serán más estructuradas o programadas. En estos niveles la capacitación se soporta en políticas, normas, manuales y procedimientos, así como en ejercicios continuos de simulación,  juego de roles y casuística entre otros. El requisito para que fluyan las decisiones estructuradas, es tener mapeado los procesos con las respectivas actividades y tareas que los conforman; algo escaso en nuestro medio a pesar de que la modernidad ha contribuido muchísimo en difundir la “Gestión de Procesos”.

Al margen de los modelos,  estilos, procesos y contextos que los especialistas han definido o identificado ampliamente para la toma de decisiones y sin que el no tratarlos en este artículo signifique menospreciarlos, una de las claves para la toma de decisiones se soporta en el uso del “Pensamiento Crítico”, que requiere conocimiento y práctica en: 
1.Observación: que implica mirar algo o a alguien con mucha atención y detenimiento para adquirir algún conocimiento sobre su comportamiento o sus características (analizar, examinar, atisbar. Inquirir, investigar, escudriñar). Observar es aplicar atentamente los sentidos a un objeto, persona  o fenómeno, para estudiarlo tal como se presentan en realidad.
2.Comparación: que consiste en examinar y comparar una o más cosas con otra u otras, para establecer sus relaciones, diferencias o semejanzas.
3.Codificación: que requiere transformar una determinada información en un mensaje claro, desde el autoconocimiento y conciencia de los propios principios, valores y prejuicios cognitivos.
4.Organización: que requiere preparar una cosa atendiendo a los detalles y así evaluar opciones para elegir el curso de acción más responsable. Disposición de arreglo u orden. Regla o modo que se observa para hacer las cosas.
5.Clasificación: que consiste en ordenar o dividir un conjunto de elementos en clases o categorías,  a partir de un criterio determinado. 
6.Resolución: que es la solución o respuesta que se da a un problema, una dificultad o una duda. Implementación de la toma de decisiones. 
7.Evaluación: que consiste en el análisis y reflexión de los anteriores razonamientos y las conclusiones.
8.Retroalimentación: Evaluación de los resultados obtenidos compartiendo observaciones, preocupaciones y sugerencias, con la intención de recabar información, a nivel individual o colectivo, para intentar mejorar el funcionamiento de una organización o de cualquier grupo formado por seres humanos. Para que la mejora continua sea posible  la retroalimentación tiene que ser multidireccional (entre pares, superiores y colaboradores, de arriba para abajo y viceversa).

Un Directivo tiene que familiarizarse con el proceso básico de toma de las decisiones y sus componentes, teniendo siempre en cuenta que la mayoría de las decisiones tienen efecto sobre las personas, pues sería una necedad  ignorar la influencia de las relaciones humanas en una decisión. También es cierto que la gerencia debe tomar ciertas decisiones difíciles y es imposible hacer felices a todos (como dijo Woody Allen: “la clave del fracaso es complacer a todo el mundo”). Recordemos siempre que la empresa privada se trata de un negocio que busca el bienestar para todos los grupos de interés y no para unos cuantos individuos.

La representación en un diagrama de un problema puede ser de gran ayuda  para visualizar el mismo en particular y los parámetros de la decisión. Un conocimiento básico de herramientas para la toma de decisiones, como espina de pescado, árbol de decisiones, lluvia de ideas, simulación y otras más,  ayudarán en la presentación gráfica de esta información.

Finalmente un Directivo debe tener el buen juicio para saber qué tanta información debe recoger, el criterio para dirigir la información y, lo más importante de todo, tener el valor para tomar la decisión que se requiere cuando la decisión implica un riesgo. La cualidad personal del valor para aceptar la responsabilidad de una decisión (sea ésta buena o mala) separa a las personas ordinarias de quienes toman decisiones excelentes; por ello siempre estará viva la frase: ¿Quién le pone el cascabel al gato?

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